La adaptación como respuesta al cambio es práctica y permite continuar evolucionando a pesar de las dificultades, aunque esa adaptación pueda empeorar el desastre.
Las tormentas, sequías e incendios forestales se han intensificado y el nivel del mar está subiendo, todo esto según los científicos familiarizados con el tema como resultado (en parte) al aumento de las temperaturas mundiales provocado por el ser humano.
Estos cambios han obligado a personas, empresas y gobiernos a tomar medidas defensivas, como la creación de diseños de un muro levadizo que proteja de las tormentas al bajo Manhattan en Nueva York, el cambio de cultivos en Blangadés debido a la elevación del agua del mar, entre otras no menos alarmantes y costosas.
Las Naciones Unidas calculan que para 2050 el costo de adaptación rondaría los 500.000 millones de dólares al año, suma que pagarán los ciudadanos, empresas y gobiernos, aunque no se sabe a ciencia cierta si esa adaptación pueda proteger a la gente y la infraestructura.
Aprender a vivir con estos eventos es prioritario, pero lo es más continuar con el proceso de concientización sobre el cuidado del medio ambiente, siempre se ha visto el cambio climático como algo con consecuencias a futuro, incluso algunos gobiernos niegan que exista, pero el cambio climático ha llegado para quedarse, y es imposible tapar los efectos que esta ocasionando en la vida de las personas alrededor del mundo.
Todos debemos contribuir para que las actividades y consumo que realizamos generen una menor contaminación, recuerda, es mejor prevenir que lamentar, pero al parecer sólo cuando el cambio climático toque el bolsillo de las personas será realmente tomado en cuenta.
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