Algo muy común en los diferentes países es que los delitos cometidos por la elite queden en la impunidad.
Por eso cuando alguien exitoso, famoso o rico es alcanzado por la ley, no sólo nos sentimos asombrados, también renueva nuestra confianza en las instituciones.
William Henry Cosby Jr (Filadelfia, 1937) mejor conocido como Bill Cosby, alguien que recuerdo ver en televisión cuando era un niño, pasó su primer día en prisión el pasado 26 de septiembre en el lugar que será su hogar durante al menos los próximos tres años, una prisión de máxima seguridad en Pensilvania conocida como SCI Phoenix.
Durante su estancia Cosby debe asistir a sesiones con consejeros para agresores sexuales debido a que fue designado como un “depredador sexual violento” como parte de su sentencia.
Estoy seguro que esto era algo que ni él ni nosotros esperábamos, porque su trayectoria y el cariño que el público siempre le ha demostrado parecían blindarlo contra cualquier acusación o delito.
Otra noticia en esta dirección es que el regulador bursátil de Estados Unidos (SEC – Securities and Exchange Commission) ha demandado a Elon Musk, Fundador y CEO (Chief Executive Officer – Consejero Delegado- el máximo responsable de la gestión y dirección administrativa de la empresa) de Tesla acusándolo de crear confusión en los inversores por mensaje engañoso con un tweet que envío el pasado verano en el que decía que estaba considerando retirar a Tesla de la Bolsa y ofrecía incluso un precio concreto para las acciones.
Dijo en Twitter: “Estoy considerando hacer a Tesla Privada a 420 dólares por acción”.
Musk, icono del éxito de Silicon Valley, con una fortuna personal de alrededor de 21.000 millones de dólares, y una figura admirada del sector tecnológico también es investigado por el Departamento de Justicia por el mismo asunto.
Una de las consecuencias más graves para Musk es que de prosperar la demanda podrían impedirle dirigir su compañía por violar las reglas del mercado de valores.
Me quedo con un mensaje de advertencia del regulador de la SEC: “Ni el estatus de celebridad, ni la reputación de innovador tecnológico son una excepción a las reglas”.
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