El 23 de Julio de 2016 se votó en Gran Bretaña un referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea cuyo resultado (52% a favor de la salida y 48% abogó por la permanencia) determinó la salida de Gran Bretaña, algo que ha sido llamado Brexit (acrónimo de las palabras inglesas Britain – Gran Bretaña y Exit – salida).
Varias voces se han escuchado desde entonces sobre la realización de un segundo referéndum antes de salir definitivamente de la Unión Europea, sin embargo la actual primera ministra Theresa May ha decidido continuar, abocando en la incertidumbre a los británicos debido a la reticencia de los miembros de la Unión a aceptar sus propuestas, consideradas por la mayoría como inviables.
Existe la posibilidad de que llegue el 29 de marzo de 2019 (Fecha límite para el Brexit) sin un acuerdo, lo que desencadenaría la salida menos deseada por los británicos.
Este es un claro ejemplo de como el orgullo nos hace cometer errores, y lo que es peor aún persistir en ellos, los grandes promotores de la salida han desaparecido en los últimos tiempos, y han quedado en evidencia las mentiras con las que promovieron el Brexit en el referéndum de 2016.
Utilizar el nacionalismo como bandera para manipular a las personas de un determinado lugar es una estrategia tan vieja como efectiva, y que como vemos condujo en el caso de los británicos a un error cuyas consecuencias están por verse.
Un aprendizaje importante de este acontecimiento es que el orgullo y la vanidad son fuente ilimitada de errores, tener la capacidad de reconocer cuando algunas de nuestras decisiones están motivadas por ellos y detenernos antes de equivocarnos, o cometido el error ofrecer disculpas e intentar solucionarlo de la mejor manera, hacen parte del desarrollo de la conciencia.
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