Ser realista a veces es considerado como pesimismo, porque existen verdades que nos incomodan y de las que preferimos no hablar, como si dejando el tema de lado dejará de ser verdad.
Aceptar la realidad incomoda es indispensable para asumir con responsabilidad vivir el presente.
Aceptar que la vida como tal es limitada y que todo lo que se vive en ella igual, no debe llevarnos a la depresión ni a la amargura, por el contrario nos debemos sentir bendecidos y afortunados por tener la oportunidad de disfrutar de tantos momentos maravillosos, de compartir con personas inolvidables y de obtener conocimientos y experiencias que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida.
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